Chivas, el Deber Incumplido
Luis Fermín Anaya Medina
En Chivas, hay muchas ganas de hacer bien las cosas, pero no al ciento por ciento. Falta compromiso, al ciento por ciento, con quien se debe este equipo: su afición.
Efraín Flores, excelente persona y mejor amigo (en lo personal) se queda porque es quien se “acomoda” al perfil que requiere no la institución, sino el dueño del Chiverío, Jorge Vergara Madrigal, quien necesita al frente del equipo alguien que le aguante sus inestables estados de ánimo, de enojos, de soltar de más la lengua y que arriesgue el pellejo con lo que la institución le da en materia prima, y nunca con lo que REALMENTE necesita.
Ha sido obvio que en los juegos clave, decisivos, a Efraín le gana la incertidumbre, las dudas, miedos, se vio en aquella liguilla ante Atlante, en la Copa Sudamericana ante el Inter de Brasil, en el torneo local en el duelo ante Puebla que quiso corregir faltando 10 minutos para el final, pero lo más grave es que no tiene quién le aconseje bien, o lo corrija en su toma de decisiones tan de “¡ay güey!”, ¿y esto qué, a qué están jugando?
Y por más justificaciones o pretextos que ponga sobre la mesa de discusiones, la verdad es que ninguna, hasta hoy, ha sido convincente, no sólo para quien lo analiza de fuera, para quienes son los eruditos, sino para los propios jugadores que en verdad son quienes recorren letra por letra la lectura de los juegos, ahí, donde, duele, donde se sufre o se goza lo que se hace: la cancha.
Chivas ha dejado, hasta hoy, de cumplir su deber con la afición, porque lo que es en el trabajo ahí la lleva, sacando jugadores, mas no en el compromiso con sus millones de seguidores, de traer de verdad figuras a este equipo, FIGURAS QUE SE COMPROMETAN, no que vengan sólo a lucir en el aparador.
Ha dejado de cumplir con sus patrocinadores que le pagan una millonada de dólares, y ni qué decir de la propia Televisa, que pagó otra millonada excelsa por la exclusividad no sólo de transmisión de los juegos del Guadalajara en radio y televisión, sino la página de internet y hasta la explotación de la imagen. Televisa aceptó el trato, pero Chivas debe cumplirle conformando un gran equipo, y hasta hoy, no lo ha hecho.
Distraer la atención de aficionados y medios de comunicación con que se está trabajando, que si esto, que si lo otro, no basta. Sobra verbo y faltan realidades, esa es la verdad.
Vergara sigue blofeando a los cuatro vientos que se va a ganar todos los torneos en que Chivas participa, que se van a ganar todos los partidos, y ya nadie le cree. Estos seis meses que acaban de irse, a Chivas le alcanzó sólo para acompañar a los perdedores y fracasados, por más que digan que tantos puntos, que tal posición en la tabla.
Un equipo, institución como la del Guadalajara, debe realmente responder a sus metas, propuestas, propósitos, pensamientos, “filosofía” (como le llama su dueño), con hechos, no con saliva.
Y para el buen amigo Efraín, que nunca olvide que él manda desde la banca, pero quien manda en la cancha son los jugadores, y que quien manda sobre estas dos partes, no hay otro, es Jorge Vergara, quien debe realmente pisar tierra y no creer que su equipo puede manejarse como sus distribuidores de Omnilife, quienes sí son dignos de admiración y respeto, y que éstos, como la empresa Omnilife, son motivo de otra historia.
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